domingo, 29 de abril de 2012

Otro caso de violencia policial en Mendoza

Évelin Torre

Muy conocido en Mendoza es el tema del abuso de poder por parte de la policía provincial. Numerosas son las denuncias que dan cuenta de las violaciones de los derechos humanos por parte de esta fuerza.

Y esta semana otro caso salió a la luz. El del carpintero Alejandro Augier y sus dos hijas de 3 y 12 años, quienes fueron atacados por un grupo de efectivos pertenecientes a Investigaciones, que estaban de civil y en vehículos no identificados.

Según el relato de la víctima, el pasado lunes conducía su vehículo, alrededor de las 15:30, cuando fue interceptado por dos autos, de los cuales descendieron varios efectivos que le apuntaron con un arma, obligándolo a bajar para luego propinarle una brutal golpiza.

Luego, tomaron del brazo a la niña de doce años, que cargaba a su hermana más pequeña, y la empujaron fuera del auto, para luego apuntarle en las costillas con un arma. En ese instante, decidieron intervenir los vecinos que observaban atónitos aquel siniestro espectáculo.

Luego lo llevaron a la Comisaría 25, donde fue amenazado de muerte.

Como consecuencia del episodio, el hombre fue internado con severas lesiones en el Hospital Central.

En la foja del procedimiento policial se dejó constancia de la desobediencia de la orden de detener la marcha, pero lógicamente, no se hizo mención de la brutal paliza.
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Este no es un hecho aislado, sino que se suma a muchísimos otros, que son denunciados ante los tribunales y ante la dirección de derechos humanos de la provincia, y que dejan constancia del accionar de las fuerzas policiales, que no respeta los derechos y garantías mínimas, que corresponden a todo ser humano.

Esto se debe fundamentalmente a la falta de instrucción en materia de derechos humanos, sumamente importante en un área tan delicada como la que nos concierne.

Y es claro que estos hechos tiran por tierra lo que afirmaba Osvaldo Quiroga, de que “la policía tiene las manos atadas”, en aquella manifestación en la que se reclamó más seguridad, mediante el fin a los derechos humanos. Lejos de estar impedidas de actuar, las fuerzas policiales se manejan a su antojo y al margen de la constitución nacional y de los tratados internacionales de derechos humanos, y entre sus víctimas no distinguen clase social, sexo ni religión.

Es hora que el Estado provincial comience a actuar, garantizando la seguridad y protección de sus ciudadanos, pues es el único responsable de poner fin al “gatillo fácil” y a las “penas inhumanas o degradantes”.

Al respecto, los organismos de derechos humanos de la provincia, emitieron un comunicado que se transcribe a continuación:
Comunicado de los Organismos defensores de los Derechos Humanos

Ante La Tortura Como Método

Lo sucedido el lunes 23 de abril, en Guaymallén, al ciudadano Alejandro Augier y sus dos hijas, adquiere en estos momentos una extrema gravedad. Se hace necesaria, urgentemente, una reacción ético –política de la conducción del ministerio a cargo.

Un trabajador sale a comprar pan con sus dos hijas – de 3 y 12 años –en su auto. La policía, en dos autos particulares y de ropas civiles, que estaba realizando un operativo en búsqueda de unos delincuentes, lo obliga a bajar del auto, a punta de pistola, lo mismo a las niñas, y lo somete a una tremenda paliza, en pleno día y a la vista de todos los vecinos. Luego lo detienen, lo torturan en la comisaría y lo amenazan de muerte. El resultado, gravísimo, es que el hombre tuvo que ser hospitalizado. Pero la policía lo acusa de “no haber obedecido la voz de alto”. Ahora Alejandro está procesado. Además, le robaron todas sus pertenencias y documentos. Un funcionario judicial, le explica a la familia que “lo confundieron con un delincuente” ¿Qué hubiera pasado si realmente hubieran dado con el delincuente que buscaban? ¿Hubieran justificado la tortura, la privación ilegítima de la libertad, las amenazas de muerte y el robo? ¿Nos hubiéramos enterado siquiera?

Dice bien el señor Augier al relacionar estas “costumbres” de la policía con la escuela de la dictadura. Estos métodos son habituales, evidentemente, entre los agentes. Así están educados e instruidos. Los organismos defensores de los derechos humanos exigimos una clara definición acerca de estos hechos y sus razones de parte de las autoridades. También hacemos un llamado a los encargados de definir los planes de estudio e instrucción de los empleados policiales. La ciudadanía mendocina está bombardeada, cada tanto, con una gritería vergonzosa del tipo “que la policía tiene las manos atadas”, “los delincuentes entran por una puerta y salen por otra”, “hace falta mano dura”, y obscenidades éticas por el estilo. Lo sucedido en Guaymallén, el lunes 23, viene a demostrar que no es con delincuentes que se combate la delincuencia.

Mendoza, 26 de abril de 2012

Madres de Plaza de Mayo - Liga Argentina por los Derechos del Hombre - Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos - Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas - Asociación de Ex Presas y Presos Políticos - Asamblea Permanente por los Derechos Humanos


La Quinta Pata, 29 – 04 – 12

La Quinta Pata

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