domingo, 28 de abril de 2013

Juicios: Carlos Rico Tejeiro huyó pero lo “pillaron”

Agustín Sur

Decía de sí mismo que era una especie de teórico de la lucha contra la subversión durante la dictadura genocida. Fue tal vez esta versión "académica" que le valió ser el viceministro de seguridad en el gobierno de Celso Jaque. Pero para los organismos de derechos humanos de Mendoza, era un represor que había ejercido su misión en el D2 durante el período, especialmente, en el mundial de fútbol del 78 en esta provincia.

Una prolongada lucha de dichos organismos a partir de que asumiera en aquella función, de la mano del abogado Aguinaga, de vieja estirpe golpista en nuestro medio, posibilitó que se lo sentara en el banquillo de los acusados, afirmando y aportando pruebas de que había sido un represor en esas funciones. Tenía dependencia en el ya tristemente famoso D2, el departamento de inteligencia de la policía mendocina, y ser parte del escuadrón policial GE 78 (Grupo Especial 78) y participación en el plan del terrorismo de estado. Acerca de qué consistía su acción en ese grupo especial, se puso en evidencia que su tarea era prácticamente la "enseñanza" de la aplicación de métodos de torturas a los detenidos, muchos de ellos después desaparecidos. Y también en participación directa en los secuestros y desaparición de Margarita Dolz de Castorino, Raúl Gómez Mazzola, Mario Gustavo Camín y Gustavo Neloy Camín, Daniel Romero, Víctor Herrera, Juan Carlos Romero, Julio Oscar Sosa y Juan José Galamba. Fueron victimizados en el marco del campeonato mundial, ya que Mendoza fue una de las subsedes.

Ya declarado imputado en dichas causas y con la posibilidad de ir a presión preventiva, se comprobó que Rico huyó el 21 de noviembre del año pasado y a partir de entonces fue intensamente buscado, incluso con un pedido de captura internacional. Así fue que entró a ser parte de una lista de la que comparten también Luis Alberto Stulhdreher, determinada su autoría directa en la represión genocida, acusado y decretada su prisión preventiva durante el primer juicio en San Rafael, en el 2010. Hace un mes fue detectado en un domicilio en Chacras de Coria, de una hija. Otro huidizo de la justicia local es el ex-camarista de la jurisdicción federal en Mendoza, Otilio Romano, quien se fue hace un año a Chile y pidió allí que se le diera asilo por considerarse un perseguido político. Sigue prófugo, pero ya el gobierno chileno ha rechazado esa pretensión, por lo que se considera que está asegurada su extradición a corto plazo. Y su prisión donde corresponde: en Mendoza, donde la justicia, con mayúscula, hace rato que ha empezado a desempolvarse de las impurezas cómplices con el poder genocida.

La Quinta Pata

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