domingo, 29 de junio de 2014

Centro de comando

Carlos Almenara

La configuración que se ha dado el sistema político argentino supone un conflicto principal: de un lado el gobierno nacional, con sus definiciones estratégicas, con sus alianzas en el marco internacional, con su agenda nacional, con problemas a enfrentar; por otro oposiciones disímiles pero articuladas por un centro de comando.

El centro de comando es por sí un centro más decisivo que las fuerzas que “oficialmente” integran el sistema de partidos argentino. Es decir, el grupo Clarín, el centro de comando, tiene más recursos, poder, inteligencia que cualquiera de los partidos que se ponen a su servicio (aún todos sumados). Ambos creen que se necesitan. Quizá no sea así, pero parecen creerlo.

Clarín tiene jueces amigos y jueces extorsionables[i], tiene políticos, funcionarios, tiene mucha plata, tiene pantallas por doquier, tiene radios por doquier, tiene papel, tiene internet, tiene telemarketers[ii]. Tiene mucho más. Los partidos y dirigentes tienen la posibilidad de armar listas electorales y cierta gimnasia al respecto. Los partidos y dirigentes tienen tan baja autoestima que piensan que no podrán gobernar nunca si antes Clarín no les hace el laburo sucio de voltear a Cristina. Es la única forma en que se imaginan un proyecto de poder viable. Por supuesto que no es poder para ellos sino para Clarín. Clarín por su lado probablemente crea que no puede hacer un partido político. Si sigue obteniendo estos resultados con sus monigotes quizá finalmente lo haga.

Jaroslavsky estaba equivocado cuando decía que “Clarín ataca como partido político y se defiende con la libertad de prensa”. Clarín fue un partido político hasta el ’82, el MID, ya antes era también una dictadura, luego llegó a ser no uno sino todos los partidos políticos, el discurso único que resume lo admisible por la democracia argentina. Ahora no lo es, hay una tendencia que se le escapa y justo está gobernando el país.

Están como locos. Desbocados con Boudou. El juez, su juez, Lijo, lo procesó. La mersa opositora genuflexa se entrega a su estrategia golpista.

Ojo, no es que nadie se chupe el dedo, nadie espera que los opositores no aprovechen sus oportunidades ni carezcan de un proyecto de poder. Al contrario, tener un proyecto de poder supone no regalarse a Clarín.

El grupo genocida, Clarín, cuyo abogado Gabriel Cavallo es cuñado de Lijo, tiene poder no sólo sobre Lijo, al que le marca la letra y los tiempos, por ejemplo procesar a Boudou un viernes a las 22 hs. También tiene poder para bloquear la causa por delitos de lesa humanidad cuando se robaron Papel Prensa.

Es impresionante la ofensiva golpista del grupo. Ver cómo TN aprieta a los distintos políticos y cómo mantienen, reciclan y arman títulos, “noticias” y zócalos es una clase práctica de técnicas de golpe blando.

El ataque de Clarín es un ataque sistemático a la población. Los políticos opositores que sirven de claqué a este grupo mediático carecen de visión estratégica. Hay que recordarlos porque en este caso se impondrá la verdad. Es imposible que Clarín pueda volver a gobernar la Argentina y cualquiera que crea que puede usar “ayuda” de Clarín terminará descartado y repudiado universalmente.

No hay un lugar neutro para los “bienpensantes”. El único lugar para un bienpensante es el de apostar a la posibilidad de construir un país donde no mande Clarín. Aún estamos lejos de él, pero llegará.

[i] Cuando los representantes del gobierno argentino lograron entrar al edificio de Papel Prensa SA descubrieron una oficina que hacía inteligencia y apretaba jueces.

[ii] Como los de la agencia CS, de Carlos Souto que se supo estaban contratados para llamar a radios, comentar diarios, etc., con comentarios lo más agresivos posibles contra el gobierno nacional.

La Quinta Pata

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